Señor, eres la luz indeficiente, el sol sin ocaso, el aire que no tiene fin, en un pequeño pan te has quedado para que nosotros podamos percibir tu dulce presencia_ que sigilosamente logramos sentir; contemplarte gustosamente en el sagrario y nuestra hambre y sed saciar_ de alimento eterno que en esta tierra no se logra adquirir. Nuestro espíritu lo satisfaces colmándolo con tu amor divino y entrega dadivosa para que en paz en medio de las luchas podamos vivir.
Tú sabes cuanta necesidad tenemos de encontrarnos contigo mi Dios, dejarnos mirar por ti con esos ojos que son capaces de penetrar las ventanas del alma y descubrir lo que guarda el interior; que no es más que el ardiente deseo del encuentro con el Supremo Autor de nuestras vidas, que es digno de escudriñar lo más profundo de nuestro ser, para calmar el hambre que no solo es corporal, sino espiritual también, aquella necesidad profunda de entender que eres pan que das vida, que satisfaces el corazón y que es sublime e infinita.
Darnos el pan de la verdadera vida es nuestra gran esperanza, experimentar el cielo prometido en el ahora anticipadamente da sentido a nuestra existencia, porque nada que nos quiera alejar de tu divina gracia podrá quitarnos el gozo y la paz que se siente cuando en medio de nuestra humanidad alcanzamos a experimentar la entrega total de tu persona en un sencillo e insignificante pan, sin atracción ni extravagancia, sólo quien alcanza la plenitud de amor, podrá descubrir la omnipotencia que allí habita.
Quien viene a ti nunca pasará hambre, porque cuando nos dejamos cobijar por tu entrañable presencia, nos deleitas espiritualmente, siembras gozo, alegría, blanqueas nuestros pecados, nos haces experimentar libertad interior y nos sentimos radiantes como el sol de la mañana que brinda una nueva luz, una nueva esperanza. Quien cree en ti nunca tendrá sed porque la justicia, la verdad, el amor, el perdón habitará en todo su esplendor en nuestro corazón y Tu Señor recibirás en cada aliento de vida, alabanza, gloria y adoración.
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Dios te bendiga