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Mostrando las entradas con la etiqueta Alimento de vida

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos. Mc. 7, 31-37

  ¿Quién eres Tú que haces oír a los sordos y hablar a los mudos? Por más milagros que veamos en nuestro diario caminar, nos seguimos haciendo la pregunta de quién eres Tú, nos cuesta reconocer que eres el único ser en esta tierra que no duda de las magnificencias del Padre, de su amor, de su poder; nuestra pobreza humana no nos permite contemplarte como el Hijo de Dios y los milagros que deseas hacer en nosotros, no se realizan no porque no quieras, sino porque nuestra fe es escasa, el oído del alma no lo tenemos afinados para escuchar y para saber entender las mociones del Espíritu, fácilmente la ignoramos y perdemos todas las gracias que deseas hacer en nosotros: abrir nuestros oídos y hacernos hablar sin tartamudear las verdades del Reino. Hoy Señor queremos estar dispuestos para que metas tus dedos en nuestros oídos, que podamos escuchar el susurro de tu voz en nuestro interior, que poco a poco alcancemos la gracia de ir percibiendo tu continua comunicación y llegue el momento

Y los repartió a los que estaban sentados. Jn. 6, 1-15

  Glorioso Hijo de Dios, que subes a la montaña e invitas a tus discípulos a vivir la experiencia de una íntima y sublime comunicación con el Padre, donde Él se revela en ti con toda su Omnipotencia divina para extasiar el espíritu y llenarlo de sabiduría y gracia; solo un alma que se aquieta, se sosiega y se dispone a deleitarse de las atenciones de su servidor. El Padre como gran Señor, que es la propia herencia de humildad se rebaja a nosotros, para recompensar el corazón que está abierto a llenarse de sus enseñanzas y lo hace a través de Ti amado Salvador. Tú Jesús, como buen hermano te igualas entre nosotros y nos compartes la experiencia de encontrarte con el Padre; levantas los ojos y le dices: “aquí están a quienes me has confiado”; con entrega generosa y compasiva ves a la multitud que te busca para encontrar regocijo y   satisfacer el hambre con tu Palabra; por eso nos mandas a todos los que deseamos seguirte, a sentarnos, para repartirnos el pan de la verdad, de la justi