AMBIENTACIÓN:
Queridos
hnos. Hoy vivenciamos un nuevo Pentecostés en nuestras vidas. Hoy te invitamos
a Ti que nos escuchas, a disponer de un espacio silencioso, libre de ruidos y
con el corazón bien dispuesto a dejarse acobijar por el fuego abrazador del
Espíritu Santo, que aletea muy cerca y quiere posarse en tu alma para morar y
hacer grandes transformaciones en tu vida. Déjate llevar por el amor de Dios y
haz que este día sea un buen tiempo para experimentar los maravillosos dones
que el Señor quiere regalarte. Nos
cubrimos con la Preciosa Sangre de Cristo y abrimos todo nuestro ser para que
Dios obre milagros en cada uno de los nosotros.
ORACIÓN DE PREPARACIÓN
Espíritu Santo, en este día clamo a Ti,
para que tu presencia amorosa y dinámica fluya en mi interior y pueda
entregarte todo mi ser en esta hora de gracia y bendición. Tú que eres la
esencia viva del amor entre el Padre y el Hijo, Tú que eres el Consolador, el
que ilumina y calienta los corazones tibios. Tú que eres quien transformas los
pensamientos errados y dispones todo cuanto soy para entrar en sintonía de
abandono y entrega total. Ven y haz arder el alma de alabanzas y bendiciones,
que mis labios profesen la grandeza del amor y del abandono en tu gracia para
que en mí siempre fluyas con sabiduría y equidad. Ven oh Santo Espíritu y llena
mi corazón de palabras que bendigan y ensalcen al Padre que ha creado el cielo
y la tierra para que yo pueda existir y dominar todo cuanto es posible para mi
bien. Ven Espíritu Santo para que juntos podamos glorificar al Hijo siempre
Presente, Vivo en la Santa Eucaristía y que mi alma en Ti pueda ser signo de
adoración y entrega al Dios Hijo que ha venido para darme vida eterna. Amén
LECTURA A MEDITAR:
Hechos 2, 1-4
Al llegar el día de Pentecostés, estaban
todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de
una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y
se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y
se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse. Palabra de Dios
PARA PROFUNDIZAR
Los invitamos en este momento a disponer
de un tiempo para profundizar en la Palabra de Dios a través de estas
preguntas.
1.- ¿Conoces al Espíritu Santo?
2.- ¿En algún momento de tu vida has
experimentado su presencia?
3.- ¿Sabes cuáles son los dones del
Espíritu Santo y le has pedido para que te conceda estos dones?
4.- ¿Has descubierto cuál es el don del
Espíritu Santo que prevalece en ti?
5.- Te invito a invocar al Espíritu
Santo para que te inspires a realizar tu propia oración que te identifique con
Él.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Divino, Tú que eres la Tercera Persona de la Santísima Trinidad hoy quiero abrir mi corazón para que tu vengas y habites en él, para que juntos proclamemos salmos de alabanzas, de glorificación. Ven Espíritu de amor y purifica mis labios para que cada palabra que salga de mi boca sea ungüento que pueda recibir el Padre, cargado de adoración y gloria a su Santo Nombre y Bendito, porque Santo eres mi Dios, Santo es tu creación, Tú lo instauraste y existió, Santo eres Dios Altísimo y Sapientísimo, recibe oh mi Buen Señor, toda la honra, porque Tú eres Justo, eres Verdad, eres Amor.
Ven oh Divina Esencia de amor y
juntos adoremos al Hijo, siempre presente en el Altar, siempre Oblativo,
oculto, pero realmente presente en esta pequeña Hostia viva y divina, que al
recibirla es dulce como la miel que entra en mi ser y me transforma con amor y
misericordia infinita. Bendito Hijo amado del Padre, que obedientemente te
entregaste y dejaste que se derramara hasta la última gota de tu sangre y con
ella dejaste plasmada en la historia de la humanidad la huella de amor más
perfecta, más pura. Glorificado seas mi Señor por todas las lenguas que
proclama cada hombre en la tierra.
Espíritu Santo, Ven a mi alma y penetra en lo más profundo de mi ser para
que mi vida se transforme en esencia viva de alabanza, que mi vida entera sea
un cántico de agradecimiento por estar siempre en mí, iluminando, sanando,
liberando y santificando mi existir. Ven Espíritu Santo, sana mi cuerpo de
dolencias físicas a causa de enfermedades, haz que pueda asemejarla a Jesús y
las pueda ver como signo de purificación, sáname de los resentimientos causados
por heridas del pasado, por aquellos recuerdos que me impiden crecer
espiritualmente. Ven Espíritu Santo y libérame de pensamientos impuros, de
envidia, egoísmo, delirio de grandeza, ambiciones; purifica mis palabras,
sobretodo de aquellas que no van acorde con mi formación cristiana, de acciones
que van en contra de una recta intención. Confío Santo Espíritu que Tú actúas en
mí y me concedes los dones que me permitirán la gracia santificante, que me
impulsan a admirar a la Bienaventurada siempre Virgen María quien fue obediente
al Padre y se dejó cubrir por Ti para darnos al Hijo Salvador. Ven Espíritu
Santo y lléname de Ti porque mi alma tiene sed de tu presencia, Ven y úngeme,
derrama Señor tu poder y tu fuego abrazador que quema mis pecados y me lleva a
la salvación. Amén, Amén, Amén.
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Dios te bendiga