Mi Jesús, que entre pueblo y pueblo ibas evangelizando y en tu propia tierra donde te vieron nacer fue poco lo que hiciste por falta de fe. Tus paisanos asombrados no podían creer, que de ti saliera tanto poder, en palabras y obras la supremacía divina no se dejó vencer por la incredulidad y criticas de quienes a Dios en su pariente no quisieron ver.
Tan difícil somos Señor que a veces preferimos no agradecer_ los dones y talentos que en tus elegidos permites florecer, nos falta humildad y un corazón abierto para saber comprender_ que Tú das mayores capacidades a quienes dóciles a tu voz con disponibilidad abrazan tu Ley.
Permítenos, Señor, recibir tu sabiduría para creer, en quienes anuncian tu Palabra y buscan hacernos el bien, aceptar a quienes evangelizan y hoy están entre nosotros, sin hacer ruido ni esperando que sus nombres podamos reconocer; silenciosos trabajan por el Reino de los cielos y cuidando de nuestra fe, son lámparas encendidas junto a Santa María y los Ángeles custodios que frente al tabernáculo siguen alcanzando los milagros, que humanamente no somos capaces de comprender.
Señor, que jamás cerremos nuestras puertas a quienes nos envías como profeta para que nuestra vida pueda ser mejor que ayer, que los murmullos de los incrédulos no nos quiten la oportunidad de escuchar el mensaje que nos tienes para los momentos de alegrías, triunfos y las veces que nos toque caer, que permanezcamos firmes en ti y un día logremos ser parte de los que esparcen tu aroma con suave olor que sube como incienso a tu presencia para alcanzar la plenitud de nuestra fe.
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Dios te bendiga