Mi Jesús Sacramentado hoy celebramos tu Santo Cuerpo, entregado por nuestros pecados y resucitado para el cielo.
Allí te haces presente como aquel día que en el seno de una Virgen pura y casta te viniste a formar, para hacer de su vientre el primer Sagrario en esta vida mortal
Eres Tú quien haces el milagro de quedarte en este pequeño pan, que solo pueden ver los ojos que abren su corazón a ti sin cesar.
Recibirte en cada misa es una maravillosa experiencia, donde nos muestras la grandeza de tu amor; tu tan blanco y puro ¡quién se dejará cautivar!, saber que es el mismo cielo en la tierra, pocos lo pueden disfrutar.
El Divino amor ha donado su Cuerpo para la salvación de nuestra alma y gozar de la dicha del gozo eterno, ¿Quién se atreve a dar su vida por nosotros y se dona para ser alimento? Es Jesucristo hecho hombre, el hijo del Dios verdadero.
Es tu vida nuestra vida, cuando te dejamos entrar en nuestro pecho con un corazón abierto, dispuesto a dejarnos transfigurar por ti que eres la fuente que satisfaces nuestros anhelos, cuando van de la mano con tu voluntad, nos sacias el hambre y te entregas; pues eres el Verbo Eterno.
En el cáliz y la patena sucede el prodigioso encuentro, el cielo y la tierra junto a los ángeles que recitan: bendito el creador del universo, no pueden recibir tu cuerpo y sangre como el corazón nuestro, sin embargo, contemplan constantemente extasiados a tan gran Misterio.
Infinidad de veces sufres sacrilegios por aquellos que desconocen tu amor eterno y por nosotros que muchas veces te recibimos sin arrepentimiento por las faltas diarias que cometemos.
Hoy Señor en nombre de todos te adoramos y reparamos tu corazón herido, venimos con un espíritu contrito y sincero, perdón Señor perdón por tantas ofensas a tu Sagrado Cuerpo, en la Hostia Consagrada donde has decidido hacerte pequeño, humilde sencillo e indefenso, en manos del sacerdote y en nuestra boca sigues siendo el Dios vivo, que se ha quedado entre nosotros para bendecirnos con el Reino eterno.
Por Hna. Ana Silva
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Dios te bendiga