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Eres el santo Consagrado por Dios. Jn. 6, 60-69

  Sempiterno Señor, el Consagrado, el elegido, el Altísimo Dios, solo de ti sale verdadero espíritu, verdadera vida ¿quién lo entenderá? El que esté dispuesto abrir su corazón y el entendimiento a tu voluntad, el escándalo de tu mensaje no es fácil afrontar, para quienes a veces nos dejamos entorpecer la mente, difícilmente podemos escuchar; seguir tus huellas es una decisión que en el alma debemos sellar, para responder con firmeza a pesar de las dificultades que en este camino se vayan a presentar. En estos tiempos tan contradictorios es cuando más debemos confiar, en que tu Palabra es para quienes desean enriquecer el espíritu y no para los que se distraen en lo superficial. Cuánto dolor sientes cuando tu mensaje no logramos profundizar y fácilmente nos entregamos a las corrientes sin sentido y por ti la vida no la queremos dar, fracasamos en nuestra promesa en decirte que contigo siempre vamos a estar, hasta que empiezan los sacrificios que nos quitan la comodidad, Pedro respon

Proclama mi alma la grandeza del Señor. Lucas 1, 39-56

  Madre Celestial en este día nos queremos unir a los ángeles del cielo para cantar dulcemente las glorias del Señor al recordar tu Asunción, junto a ti recitar el Magníficat, donde alabas y bendices al Dios creador que en ti se fijó, por tu humildad y sencillez Él quiso honrarte siendo la madre del salvador; dos criaturas que a esta tierra vinieron a donar sus vidas para ser luz en un mundo de tanto dolor. Eres la hija más bella adornada de virtudes, tu amor es tan dadivoso que nos haces enternecer cuando escuchamos tu suave voz.   Hoy quiero hacerme una contigo María, para que con alabanzas continuas salidas del corazón, con los santos podamos proclamar las grandezas del Señor, ¡cuánto Señor son tus glorias!  hoy todos nos rendimos con fervor, el ser humano la raza más perfecta de la creación a los pies del sagrario con nuestra Madre del cielo nos postramos en adoración, nuestra Señora nos lleva de la mano para que la salvación podamos obtener sin vacilación, ella el primer sagra

Y yo lo resucitaré el último día Jn. 6, 41-51

  Mi Jesús, sólo Tú sabes cuándo es el último día; para nosotros estas palabras nos traen nostalgia, porque siempre la relacionamos con una despedida: ante un encuentro fraternal, ante un viaje que disfrutamos, ante un enfermo que se está despidiendo porque presiente que es su último día, sentimos tristeza; pero Tú que todo lo transformas en nueva esperanza nos dices: “y yo lo resucitaré en el último día. Porque todo después de un final trae nuevas enseñanzas; entonces ya no es tristeza, ya no es dolor, ya no es el fin, empieza la felicidad verdadera. Es el encontrarnos contigo cara a cara, reconocer tu grandeza; la belleza de tu corazón estará allí abierta en toda su dimensión, alcanzaremos a extasiarnos en lo más profundo de tu misericordia, esta misericordia que tanto anhelamos aquí en la tierra; la veremos, la tocaremos, la sentiremos, nos podremos sumergir en ese rio de agua viva que calma la sed, que da paz y perfuma nuestro espíritu con los suaves olores más enriquecedores que